Cuando llega una orden de cambio, el guerrero se despide de todos los amigos que formó durante el transcurso de su camino. A algunos les enseñó cómo escuchar las campanas de un templo sumergido, a otros les contó historias alrededor de la hoguera.
Su corazón se entristece, pero él sabe que su espada está consagrada y debe obedecer las órdenes de Aquel a quien ofreció su lucha.
Entonces el guerrero de la luz agradece a los compañeros de jornada, respira hondo y sigue adelante, cargando con recuerdos de una jornada inolvidable.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario